15.11.15

Angeles del infierno en París. Los sarcasmos del terror.

Nos fijaremos en el escenario del principal atentado en París realizado por el llamado estado islámico, en una sala de fiestas el 13 de noviembre último. Todo indica la inteligencia satánica que usa de meros instrumentos humanos para generar un "mensaje" superior.

Viernes 13 día del atentado.
Viernes es día de luto en la cristiandad, siendo el día en que murió Jesús, el 13 es en realidad el número de Dios (Uno y Trino).  El satanismo ha producido la fobia al número 13, por ser el número de Dios y en especial mediante el cine de terror ha generado la fobia especial al viernes 13, título de una conocida película.
Noviembre el mes de difuntos, ahora convertido en mes halloween, mes del terror divertido.

El grupo musical que actuaba
Era el grupo Eagles of the death metal, o "Aguilas del metal de la muerte", título perfecto para definirles si no a ellos sí a los asesinos que entraron velozmente, venidos de lejos, con poderosas armas automáticas que mataron a casi 100 personas, las mismas armas que han matado en tantas guerras.
Pero además el grupo tenía una filosofía especial: Menos de dos meses antes del atentado, aseguraron, riéndose, que su música burlona e irrespetuosa iba a ser una respuesta a la violencia global, pero justo esa misma violencia se desató en su propio escenario.

El apodo de su cantante guitarrista es Jesse "the devil, el demonio" Hugues.
Esa noche promocionaban su nuevo disco, zipper down "bragueta abajo" y hace un mes declaraban a la legendaria revista musical Rolling Stones que su este nuevo album era "una respuesta al terrorismo".
Estos músicos aseguraban con sarcasmo que cada vez que lanzan un nuevo trabajo musical, "mejoran los derechos humanos, el mundo se siente mejor". Más allá del específico valor musical, era esa característica burlona, un rasgo notorio del grupo, que lo hacía del gusto de mucha gente.
La marca característica es el espíritu burlón, un rasgo elemental de los espíritus del submundo, pero que es también el de la mayor parte de la cultura artística hedonista propia de nuestra era. La BBC decía en un (ver aquí) artículo que de nuevo el islamismo, como ocurriera con el anterior atentado en París, se dirigía contra lo que para ellos es un rasgo odioso de la cultura occidental, la burla contra todo.

París
Puede considerarse el corazón romántico de Europa y del mundo y cuna de la revolución. La ciudad ha sido ya sentenciada en numerosas profecías católicas desde hace un siglo, entre ellas la de San Juan Bosco y estuvo ya a punto de desaparecer durante el dominio nazi. París junto con Nueva York son las grandes metrópolis-Babilonia para la cultura religiosa y ahora que la católica se ha alejado de la prédica apocalíptica esto ha sido recuperado por el islamismo, pero con mucha más radicalidad, ya no es un evento extrahumano el que intervendría contra las ciudades-símbolo babilónicas, sino que se quiere producir directamente el exterminio. Cómo han sido conducidas a esta convicción mentes formadas en occidente es todo un misterio, pero el extermino es su gran designio lo mismo que lo fue el de la revolución que sigue teniendo orgulloso culto en París.

Fuera del marco tradicional opresores-oprimidos
Nuestra cultura hija del romanticismo revolucionario lleva entendiendo toda lucha en el marco del poder y de la dialéctica opresores oprimidos. Justo ahora cuando la hegemonía de ese romanticismo ha triunfado por completo en occidente, ese marco de interpretación de la realidad se ve confrontado a otro: la vieja hegemonía de la moral declara que el gran delito de la humanidad no es la opresión, sino el placer, la disipación y la negación de Dios, algo que cualquiera reconocería como elemento del antiguo discurso pastoral de la iglesia, hoy arrinconado. Ahora ese discurso se ha transmutado a otras voces, otros orígenes y busca satisfacción mediante el exterminio.

Estas interpretaciones se sitúan fuera de lo que aceptaría el tradicional mainstream político-mediático o, en resumen, la cultura hegemónica del hombre moderno. La lectura es de ascenso de la barbarie contra la libertad y el buen sentido legal de una civilización que superó la esclavitud de las viejas ideas. La lectura es que hay que incrementar la guerra, es una lectura que sólo quiere saber de causa material inmediata, unos terroristas, un estado terrorista, pero antes de eso hay un modo de vida que lo ha prometido todo, que durante décadas parece haber dado toda prosperidad, pero que está llegando a su fin, porque ha venido abriendo las puertas del abismo, que sólo quiere desgracia para el ser humano y que siempre nos ha lanzado a los humanos unos contra otros. Respuesta desde la ceguera voluntaria de lo que constituyen los verdaderos escenarios transhumanos sólo conducen a un mejor cumplimiento de los designios de inteligencias malignas no humanas, cuyo objetivo único, bajo cualesquiera disfraces, es el exterminio.
El rechazo del discurso pacífico para el buen sentido que ha hecho siempre la iglesia lleva directamente a ponerse a tiro del death metal de esa parodia cristiana que es el islamismo originada en imitación de aquel judaísmo que viera Mahoma en el siglo VII, refundado desde el rechazo al Cristo; para más inri o desvelamiento, si bien igualmente con sumo sarcasmo, esa parodia e imitación dice matar en los hombres de hoy al cristianismo, cuando es éste el que ha sido negado con perfección por nuestra cultura totalitariamente antropocéntrica ya multisecular.





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