3.5.24

Quiénes eran los antiguos hijos de Dios de que habla el Génesis

Antes de crear a Adan, Dios creó otros humanos, al modo como existen varias especies dentro de un mismo género (como el caballo, el burro, y la cebra), pero esos humanos previos a Adán podían ser llamados hijos de Dios porque procedían de El y les había sido dada la inteligencia, con la cual fueron mejorando sus condiciones de vida, a diferencia de los estables animales. Sin embargo estos seres contentos dentro de su propia suerte, no acababan de conocer ni amar al discreto Padre, que permanecía oculto por decirlo así, porque quería ser amado por ser Padre de estos sus hijos y no por sus beneficios, y estos humanos surgidos fuera del Paraíso, no acababan de usar su inteligencia para llegar a su último fin, igual que tantos hombres de ciencia actuales que progresan en su saber pero no quieren reconocer al Dios creador y providente de ninguna manera.

Esto que decimos no debe ser acusado de poligenesia, pues no postula un origen simultáneo desde multitud de individuos, sino que Adan es en efecto el primer humano, creado directamente no desde causas segundas, sino desde la misma matriz divina si puede hablarse así, mientras los otros humanos surgían tal como vemos en los animales, y por coito, es decir, desde causas segundas, si bien no evolucionadas desde especies ajenas, siendo inscritas por Dios en la naturaleza con su forma humana inteligente.

Son hijos de Dios, pero no simplemente en el sentido de una procedencia genealógica, pues como reprochó Jesús a los fariseos que se tenían por hijos de Abraham, Dios podía sacar hijos de las piedras (en el fondo les decía que ser hijos es algo adquirible desde una buena voluntad, no por simple linaje). Y así es hijo de Dios el que sigue los dictados de Dios en su corazón, aunque le falte por alguna causa la comprensión y amor hacia el ser de Dios (no sería posible ser hijo de Dios, incluso recibiendo el bautismo, tras no seguir los mandatos conocidos de Dios).

Pero pasemos a Adán, él fue concebido por Dios como su más perfecta creación, su más perfecta criatura,  al nacer dotado de la capacidad inmediata de conocer y amar a su Dios, y así le correspondía un mundo feliz conforme a ese estado magnífico. Pero como criatura la más perfecta, no debía procrearse al modo de los humanos extraparadisíacos, sino que su descendencia debía ser al modo como fue procreado Jesús en la virgen, sin fomes carnal, por origen inmediato en Dios. 

Eva fue extraída del ser del varón como sabemos, destinada a ser virgen y madre, ahora bien, el pecado original consistió en querer ser creadores, ser como Dios, pero en el modo falaz inspirado por el demonio, imitando el ayuntamiento que tenían los hijos de Dios antes dichos, inocente en sí, como el de los animales que hoy vemos, pero sacándolo de inocencia y hacerlo vehículo de una autodivinización; esto les llevó a la paradoja más contraria, la carnalización y la entrada en el modo mortal, con un especial acento en padecimientos derivados del desorden sexual,violaciones, sojuzgamiento, la angustia del parto, y todo lo derivado del impulso sexual que nunca puede satisfacerse, todo ello añadido a las demás  consecuencias de transmisión del pecado a los nuevos humanos que seguirían.

El nuevo estatus postadánico de los humanos, tiene lugar con la expulsión del paraíso, pero estas creaturas máximas de Dios, siguen no sólo con una inteligencia sino con su capacidad como instintiva de conocer y amar a Dios, que sería conservada en el linaje sacerdotal (no genético) hasta Abraham y cuyo curso después conocemos por la Biblia hasta la llegada de Jesús.

Esta caída del paraíso tiene una benefactora consecuencia, estos humanos caídos que no han perdido por la caída la conciencia de Dios ni la capacidad de amarle, van a verse conectados con los hijos de Dios en un mismo hábitat y podran contarles la verdad completa, a aquellos que no sabían usar su inteligencia para llegar a su primera Causa Amorosa y responderle en amor. Es lo que viene a narrar la historia de Caín, cuando se dice que encontró una caravana, de seres similares a él, y fue por tanto es a través de Caín cómo los hijos no amantes de Dios, supieron de El y de su poder de castigar, teniendo la prueba de ello por la misteriosa señal en la frente de Caín. Luego vendría conforme escribe el Genesis, la unión de los hijos de Dios y las hijas de los hombres, y con ello el desencadenamiento de la perversión extraordinaria por la fusión de la maldad del pecado original con la bestialidad, el diluvio y el nuevo arranque humano con Noe, cuyo linaje venía completamente de los descendientes desde el paraíso y de los hijos de Dios hacedores de su voluntad.

Y lo que sigue después es la conjunción de las dos especies espirituales, una de las cuales, la de la inocencia animal, seguramente se vería perturbada por la condición cainita, entrando en ellos el mal de un modo como nunca habían conocido. Pero más allá de la genealogía, persisten estas dos especies por acto de voluntad, en los seres actuales de constitución humana no diferenciada en lo esencial. De un lado los que viven al modo de los antiguos hijos de Dios, hacen el bien, siguen los buenos dictados en su corazón, pero tienen un autolímite marcado por ellos mismos, que es el no reconocimiento propio de buenos hijos hacia su Padre, contentándose con el estado de naturaleza; de otro lado están las criaturas por excelencia, las que aceptan a Dios y lo aman, las que usan su voluntad para corroborar lo que es evidente por su inteligencia, no se limitan a ser "buenos" humanamente, sino buenos hacia Dios, que es lo que nos quieren quitar actualmente en medio mismo del pueblo de Dios, para retrotraernos a la era de la mera buena conducta humanista, quimera imposible por otro lado, ya que desaparecieron hace mucho los moldes de la inocencia.

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