Asistimos a la difusión de la mística de expectación de los seres del espacio exterior. La palabra mística significa mirada hacia el interior para conectar con un espíritu superior, tradicionalmente Dios en el caso cristiano, dioses en los casos del hinduismo, budismo o espíritus de las sombras dentro del chamanismo. Místico es el que se vuelve a sí para encontrar al espíritiu superior.
La nueva mística del espacio sondea las estrellas a la búsqueda de los "espíritus superiores", lo hace con tecnología, como en el caso de la organización Seti, que tiene asociados nada menos que a 8 millones de personas con sus ordenadores rastreando el cosmos a la búsqueda de señales de radio inteligentes no humanas.
Vienen de la misma cultura que desde el siglo XVI se emancipó del Dios católico, para luego emanciparse de Dios simplemente en el siglo XVIII. Los ilustrados del nuevo continente entre los que estaban los fundadores de los EE.UU. no se emancipaban solamente del rey británico y de Dios inaugurando una cultura sin El, sino que buscaban nuevos seres superiores en las estrellas. Lo mismo que habían hecho los egipcios y las demás culturas de las pirámides. A tal fin los egipcios construían sus pirámides como conexiones entre cielo (galáctico) y tierra, cielo en el que habitarían los seres superiores, los dioses que los gobernaban (en realidad demonios). Del mismo modo, los ilustrados norteamericanos construyeron Washington, como una capital iniciática, versión moderna del área de Gizah, pero en sincretismo con Roma (de aquí que tomaran el ideal de la república y de la democracia). Washington es a EE.UU. lo que Gizah a Egipto, un activador estelar, una nueva escala de Jacob, pero no hacia Yahvé, sino a anónimos y figurados habitantes estelares, que vendrían de las Pléyades en concreto.
Con toda esa base de ocultismo, más emancipación, más política según el paganismo grecorromano, las fuerzas que quieren el contacto con los seres superiores, un contacto que sea finalmente completo, empiezan a operar para las masas primero con los autores de ciencia ficción, también de los comics, con los superhéroes y luego con el maridaje entre la ciencia ficción y el cine. Especialmente las últimas décadas han sido un in crescendo de películas sobre extraterrestres. El último hit de momento ha sido el de Prometheus, un producto entre el director de cine de terror-ficción Riddley Scott y el guru Graham Hancock, experto en el esquema nueva era de civilizaciones antiguas, antiguos dioses y tecnologías extraterrestres, defensor del consumo de ayahuasca, la más poderosa sustancia alucinógena, para fomentar precisamente el contacto con los seres del más allá. Y cómo no, se han disparado los avistamientos y experiencias ufológicas en las vidas concretas de las gentes y se pretende instaurar una exopolítica o protocolización del contacto ya abierto entre humanidad y ovnis.
La ciencia se ha sumado al fenómeno, a través de los documentales de divulgación científica, que incluyen siempre la mirada a las galaxias y las posibilidades de encuentro con otras civilizaciones, todavía desde el punto de vista ingenuo de que serían seres orgánicos como nosotros, necesitados de naves, tecnología material aunque muy avanzada.
Se repite el esquema del Génesis, la serpiente ofreciendo a los hombres la emancipación de Dios para después "ser como dioses". Quieren tecnología y creen que ella nos puede liberar a los seres humanos de las enfermades, la pobreza y la muerte, así lo proponen explícitamente, por ejemplo cuando exploran las posibilidades de hacer un disco duro con todo nuestro cerebro y pasarlo a otro cuerpo de síntesis.
En realidad lo que están haciendo es una mística convocatoria de demonios, lo sepan o no (quizá sí, ya que los hombres tendemos a los pactos con el demonio, como el doktor Faustus). Pero el resultado de atraer a los demonios es manifiesto a quien lo quiera ver: terror en este mundo (tras un período de falsa paz y futuro halagüeño) y terror eterno.
Interpretan que los extraterrestres querrán nuestros recursos, pero no dicen que para ellos el mayor recurso es el espíritu humano, que gustan de libar, y por supuesto se trata de seres que nos envidian profundamente y que buscan de modo natural nuestra destrucción, primero ofreciendo la felicidad en vida y luego la eterna, con la esclavización a perpetuidad. Y por cierto ya se han descubierto científicamente los escenarios internos de planetas como Venus, que son como el mismísimo original de los relatos de los místicos de la edad media sobre el infierno.
Sepan que en su loca búsqueda del contacto les espera, si no retroceden, una estadía de tiempo incalculable en sitios infernales (y no hay un solo planeta o estrella aparte de la tierra que no sea inconcebiblemente infernal por encima de los relatos antiguos). Es como si Dios nos hubiera permitido justo en este momento crítico lo que es un lugar sin Dios.
Creen en los viajes en el tiempo, pero para Dios no hay tiempo, todo es presente. Michio Kaku otro científico-icono decía en uno de los documentales que el tiempo es eterno. Como lo será para nosotros una vez atravesado el umbral de la muerte. Creen en los viajes en el espacio a otras dimensiones. Otras dimensiones son el Cielo y el infierno, y los cuerpos sutiles que tendremos no necesitarán (como tampoco los ovnis) naves, ya que por su sutileza pueden moverse en lo que se llaman grietas en el tiempo y espacio (de millonésimas de millonésimas de milímetro).
Actualización a 27 de diciembre de 2015
Se incrementan los programas televisivos sobre contactos con ovnis-extraterrestres. Se han desclasificado documentos gubernamentales en países europeos donde los testigos de avistamientos son pilotos militares y ya no queda ninguna duda sino la voluntaria sobre la existencia de esos contactos. Pero no se incluye en los programas la verdadera realidad sobre los avistamientos tanto de militares como de civiles, con testigos aislados pero también de grupo y de poblaciones. población.
Los radares no registran presencia física y todo apunta a fenómenos lumínicos desde inteligencias no humanas; los hay benéficos y los hay maléficos, los primeros se dan lógicamente cuando buscan ayudar, pero estamos viendo una gran frecuencia de casos malignos; sin embargo, igual que los antiguos relatos de presencias en las casas, el objetivo es romper nuestra percepción cerrada a lo trascendente, y para quienes están cerrados a lo trascendente Divino, los fenómenos encierran miedo, es para eso por lo que se les permite visualizarse.
Los fenómenos pueden ser interpretados como se quiera, pero cada vez va quedando menos espacio para la evasión interpretativa dada la cantidad y calidad de testigos. Es muy posible que se esté preparando la aceptación de la presencia y dominio de seres superiores a nosotros, maléficos, ya que hemos dado en rechazar al verdadero Dios, que no es sino lo que le ocurrió a la humanidad caída, donde los dioses eran tales seres, no simples constructos culturales como se ha venido diciendo. Se está avisando mucho del llamado rapto, de la huida de este planeta, se acelera la búsqueda de otros mundos y es posible que haya cada vez más contacto con humanos en contactos de orden más profundo. Es una actualización del espiritismo pero esta vez con excusa tecnológica. Es la exclusión del orden divino auténtico el que tiene que estar en el desarrollo acelerado de esta invasión, prueba de la cual entre otras cosas es que va siendo integrada más y más en el mainstream mediático documental, precedida por el mainstream cinematográfico que se ha hecho ordinario en numerosos films que se cuentan entre los más vistos.
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