Esquema de la progresiva vida espiritual. El círculo externo es el de la vida en confusión, con ausencia de vida de fe y por tanto sujección a las corrientes del mundo y al fluir de la propia voluntad. Gracias a eventos especiales, como crisis de conciencia, enfermedades, apariciones, se entra en una segunda círculo de vida de fe, pero donde todavía se tiene a la propia voluntad, no se deja aconsejar de María, peso moralista, del sacrificio autónomo, desgarro de no avanzar espiritualmente al cabo de un cierto tiempo. Riesgo de caer en soluciones fáciles unilaterales como la de Lutero, "sola fide".
Si hay cariño hacia María, el alma se deja aconsejar de Ella, las decisiones se hacen con Ella, el corazón se vuelve más compasivo, se van quitando las durezas, los juicios arrogantes, y el fariseismo que ha ido formándose en la etapa anterior. Muchos no pasan de esta etapa por no haberse abierto hacia María, aunque veneren a Jesús y lo tengan como centro. Viven una confusión en torno a falsas prioridades de Jesús sobre María.
La vida en Jesús y María unidos, la progresiva obediencia, van haciendo comprender el valor del sufrimiento, que todo es guión de Dios, que lo más bonito es hacer las cosas con El y con María. Que no tiene sentido una vida espiritual donde no se identifica con Jesús, fuera ya de toda consideración hacia la voluntad de los hombres, pero recibiendo consejo para sortear ésta. Vida aparte en Ellos, sin falsas ilusiones.
Las apariciones son vía de acceso, pero esto no significa que por seguir apariciones ya se está justificado, antes bien, las apariciones son el inicio de la vida de obediencia a María y Jesús, y si esto no se realiza, el camino queda cerrado, unas vivencias bonitas, pero que quedan como recuerdo. Peor aún si nos erigimos en guardianes excluyentes de una aparición de María y superdoctos en lo sobrenatural, porque entonces se hacen presa fácil del demonio.
Por fin, vida de santo. Esta zona es selecta para unos pocos, aunque nadie está excluido a priori, pero en la práctica son los santos, que ya viven una vida que no puede comprenderse no por los que son ajenos totales, sino por los propios de la religión. A menudo los ajenos los admirarán y estos santos serán nueva vía de acceso a Dios para los del mundo, los del primer círculo, los de los círculos anteriores si son buenos se reforzarán gracias a los santos, aunque a menudo pueden no comprenderlos, si son malos (están en el primer círculo) serán la oposición de élite.
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