La historia de las apariciones de Ladeira no es ninguna farsa aunque sí es escalofriante, pero no por las apariciones en sí, sino por la mortal oposición que padecieron. Este enlace es a un blog de inquisición interna dentro de los grupos ortodoxos, pero lo recogemos por contener información poco conocida de la situación final del movimiento que surgió de las apariciones. Ladeira constituye posiblemente la mayor persecución de apariciones en toda la historia. La Virgen había sido aceptada en Fátima, pero eso no excluía nuevas apariciones aunque fuera a sólo 30 kms. de allí, distancia entre Ladeira y Fátima. Evidentemente que la Virgen se volviera a aparecer tan cerca constituyó toda una prueba espiritual hacia el conjunto de la iglesia (humana), que ésta no pasó y al contrario persiguió a la Virgen en sus manifestaciones y en su profeta y vidente, María Concepción. Todo ello por falso celo. En Fátima tras la pureza inicial se constituyeron fuertes intereses económicos y religiosos, más que suficiente para desatar una oposición a sangre y fuego. Que luego tras semejante historia escalofriante que puede verse en el video se refugiaran en la iglesia ortodoxa no supone ninguna desautorización, sino obra de misericordia por parte de quienes acogieron a María Concepción. Es el amor el que construye y no el odio. Quienes durante tantos años entendieron que el paso a los ortodoxos desautorizó Ladeira y la obra de la Virgen tienen que ver ahora cómo Fátima se desliza organizativamente hacia el abismo de la panreligiosidad. Los gentiles hollan Fátima (como hacen con tantos otros lugares de gran historia católica) y un gran templo se ha construido alternativo al original, para responder a la nueva religión de la humanidad, una donde no se celebra la Pasión de Cristo, sino la pasión del hombre, en craso panteísmo crístico. La Virgen en Ladeira y el Cristo verdadero, su Hijo, pusieron ante la catolicidad el valor de la comunión, con milagros para ayudar a la fe que iba degenerando, muy evidente hoy en que la comunión es ya para muchos no el cuerpo de Cristo que recibimos como alimento divino, sino un consumo símbolo de una voluntad de compromiso con el modélico hombre Jesús caminante de la compasión. No y siempre no: la comunión es con la sangre y cuerpo de Cristo, no es un acto de mera humanidad y para hacerlo evidente fueron los milagros, con profusión de sangre desde imágenes y hostias consagradas, y con el milagro de los 40 días sin comer de María Concepción teniendo a la vista en todo momento una hostia en su lengua durante todo este tiempo. Y la Virgen se aparece donde quiere, a menudo en revisitación. Que Ladeira fuera rechazada tal como lo fue indica un grado de zelotismo inconcebible; ciertamente la gente que hemos acudido a Fátima hemos seguido recibiendola, pero poderes establecieron jurisdicciones por su cuenta, demarcaciones que si pueden servir bien a organización humna, no se pueden poner a la acción celestial, y esto fue lo que ocurrió. El demonio trazó su obra habitual máxima: oponer lo santo a lo santo. Junto con Garabandal Ladeira constituyó magisterio del Cielo justo en los tiempos del posconcilio. Jamás se pronunció esa palabra por la Virgen, Concilio, pero la simultaneidad y que fueran apariciones de una densidad nunca conocida en la historia humana, indican que eran respuesta, a quien quisiera escuchar, acerca de la verdadera esencia de la Viva Fe. Si pudo haber desviaciones, que entendemos de ninguna manera fundamentales a una mirada serena, han de colocarse en el debito de quienes torturaron por todos los medios o indujeron a la tortura de los pobres instrumentos, de los pequeños profetas de nuestra era.
http://fakeorthodox.blogspot.com.ar/2009/08/la-escalofriante-historia-de-una-farsa.html
ResponderEliminarLa historia de las apariciones de Ladeira no es ninguna farsa aunque sí es escalofriante, pero no por las apariciones en sí, sino por la mortal oposición que padecieron.
EliminarEste enlace es a un blog de inquisición interna dentro de los grupos ortodoxos, pero lo recogemos por contener información poco conocida de la situación final del movimiento que surgió de las apariciones.
Ladeira constituye posiblemente la mayor persecución de apariciones en toda la historia. La Virgen había sido aceptada en Fátima, pero eso no excluía nuevas apariciones aunque fuera a sólo 30 kms. de allí, distancia entre Ladeira y Fátima. Evidentemente que la Virgen se volviera a aparecer tan cerca constituyó toda una prueba espiritual hacia el conjunto de la iglesia (humana), que ésta no pasó y al contrario persiguió a la Virgen en sus manifestaciones y en su profeta y vidente, María Concepción. Todo ello por falso celo. En Fátima tras la pureza inicial se constituyeron fuertes intereses económicos y religiosos, más que suficiente para desatar una oposición a sangre y fuego.
Que luego tras semejante historia escalofriante que puede verse en el video se refugiaran en la iglesia ortodoxa no supone ninguna desautorización, sino obra de misericordia por parte de quienes acogieron a María Concepción. Es el amor el que construye y no el odio.
Quienes durante tantos años entendieron que el paso a los ortodoxos desautorizó Ladeira y la obra de la Virgen tienen que ver ahora cómo Fátima se desliza organizativamente hacia el abismo de la panreligiosidad. Los gentiles hollan Fátima (como hacen con tantos otros lugares de gran historia católica) y un gran templo se ha construido alternativo al original, para responder a la nueva religión de la humanidad, una donde no se celebra la Pasión de Cristo, sino la pasión del hombre, en craso panteísmo crístico.
La Virgen en Ladeira y el Cristo verdadero, su Hijo, pusieron ante la catolicidad el valor de la comunión, con milagros para ayudar a la fe que iba degenerando, muy evidente hoy en que la comunión es ya para muchos no el cuerpo de Cristo que recibimos como alimento divino, sino un consumo símbolo de una voluntad de compromiso con el modélico hombre Jesús caminante de la compasión. No y siempre no: la comunión es con la sangre y cuerpo de Cristo, no es un acto de mera humanidad y para hacerlo evidente fueron los milagros, con profusión de sangre desde imágenes y hostias consagradas, y con el milagro de los 40 días sin comer de María Concepción teniendo a la vista en todo momento una hostia en su lengua durante todo este tiempo.
Y la Virgen se aparece donde quiere, a menudo en revisitación. Que Ladeira fuera rechazada tal como lo fue indica un grado de zelotismo inconcebible; ciertamente la gente que hemos acudido a Fátima hemos seguido recibiendola, pero poderes establecieron jurisdicciones por su cuenta, demarcaciones que si pueden servir bien a organización humna, no se pueden poner a la acción celestial, y esto fue lo que ocurrió. El demonio trazó su obra habitual máxima: oponer lo santo a lo santo.
Junto con Garabandal Ladeira constituyó magisterio del Cielo justo en los tiempos del posconcilio. Jamás se pronunció esa palabra por la Virgen, Concilio, pero la simultaneidad y que fueran apariciones de una densidad nunca conocida en la historia humana, indican que eran respuesta, a quien quisiera escuchar, acerca de la verdadera esencia de la Viva Fe. Si pudo haber desviaciones, que entendemos de ninguna manera fundamentales a una mirada serena, han de colocarse en el debito de quienes torturaron por todos los medios o indujeron a la tortura de los pobres instrumentos, de los pequeños profetas de nuestra era.