Las ruinas de la aldea de Ochate están en el condado de Treviño, enclave burgalés, pero a sólo 14 kms. de Vitoria. Un supuesto investigador paranormal alavés creó la leyenda de pueblo maldito, exterminado por pestes diversas, adobándola con ovnis supuestos. La leyenda es creída hoy por mucha gente, dada su difusión en medios sobre esoterismo de gran alcance mediático. El principal presentador del programa de mayor audiencia sobre estos temas sitúa en Ochate el principio de su "vocación" al periodismo de lo paranormal. Pero vayamos por partes.
De dónde salió la leyenda
Fue creada urdiendo mimbres de hechos reales de diferentes épocas y lugares de la historia alavesa, fundiéndolos en una misma historia centrada en Ochate, añadiendo detalles verosímiles, pero encadenados falsamente o dándoles explicaciones misteriosas, como la supuesta desaparición en la nada del párroco del pueblo
Fue creada urdiendo mimbres de hechos reales de diferentes épocas y lugares de la historia alavesa, fundiéndolos en una misma historia centrada en Ochate, añadiendo detalles verosímiles, pero encadenados falsamente o dándoles explicaciones misteriosas, como la supuesta desaparición en la nada del párroco del pueblo
(ni siquiera era cura, era un diácono que desobedeció a los superiores y se marchó por su cuenta porque no quería estar allí, no pudo acceder al destino que quería en su propio pueblo y finalmente marchó a Brasil).
Las falacias fueron creídas a pies juntillas durante décadas hasta que un investigador demostró su falsedad, la aldea había sido abandonada por los lugareños poco a poco, antes de la guerra civil, como tantísimos pueblos lo han sido en toda nuestra geografía, y ningún archivo muestra una mortandad por peste y mucho menos reiterada, más aún la peste llamada española sólo segó allí la vida de una persona, cuando en otros muchos lugares generó una gran mortandad.
Las falacias fueron creídas a pies juntillas durante décadas hasta que un investigador demostró su falsedad, la aldea había sido abandonada por los lugareños poco a poco, antes de la guerra civil, como tantísimos pueblos lo han sido en toda nuestra geografía, y ningún archivo muestra una mortandad por peste y mucho menos reiterada, más aún la peste llamada española sólo segó allí la vida de una persona, cuando en otros muchos lugares generó una gran mortandad.
Claves de la despoblación
Durante
siglos, por el pueblo hubo un tránsito continuo de arrieros con sus
mercancías (frutas, quesos, aves, tejidos, hierro...) con todas las
consecuencias que podamos imaginar. Pero a medida que los antiguos
caminos medievales dejaron de utilizarse, aquellos lugares que habían
florecido a su paso quedaron desubicados. A principios del siglo XIX
hubo un cambio radical en toda la zona al abrirse el llamado Camino Real Nuevo de Vitoria a Laguardia,
que seguía un trazado mucho más directo y menos escarpado. El paso de
arrieros se modificó de tal forma que incluso hubo pleitos entre San
Vicentejo y Uzquiano, ya que la taberna sita en el primero de los
pueblos quedó a desmano, cosa que aprovecharon los del segundo para
abrir una nueva y arrebatarles la clientela. Ochate fue uno de los
lugares heridos de muerte por esta causa. De la noche a la mañana se
convirtió en una aldea casi aislada y en pocos años la naturaleza
reclamó lo suyo, cubriendo de vegetación aquella calzada que antaño
soportó el paso continuo de animales y carros.
En la recta
final de aquel siglo se comentaba en documentos del obispado la
escabrosidad del camino hacia Ochate, ruta que los sacerdotes tenían que
cubrir a caballo desde Imíruri. Precisamente este lugar, Imíruri, fue
el nuevo hogar elegido por la mayoría de los habitantes que iban
abandonando Ochate, hasta el punto que un pueblo se deshabitó a marchas
forzadas mientras el otro alcanzaba su máximo histórico en el primer
cuarto del siglo XX. A ello contribuyó en gran medida la dura sequía que
azotó la zona, así como una serie de importantes granizadas que
arruinaron las cosechas. En esa época se constata también un incendio
que afectó a la iglesia de San Miguel, muy mermada ya en su uso.
Sabemos que a
principios de los años treinta quedaban en Ochate tan solo cuatro
personas: el matrimonio Aránguiz, su hijo José y un anciano llamado
Eusebio que vivía solo. El paisaje del pueblo en aquel momento era
desolador, con solo dos casas habitadas, varias en ruinas y algunas
otras empleadas como corrales para guardar ganado. Todas las mañanas
acudían al pueblo varios pastores asalariados para sacar las ovejas y
regresaban al atardecer. Los Aránguiz tenían algunos animales, al igual
que Eusebio, quien se ganaba la vida vendiendo la leche de unas pocas
vacas.
Uno de los
pastores asalariados ejerció un papel añadido en la despoblación. Se
trató de Jacinto Ramírez, una persona aparentemente perturbada y en
ocasiones muy agresiva a quien se consideraba capaz de cualquier cosa.
Fueron varias las familias que decidieron marcharse por sus amenazas de
muerte, entre ellos los Aránguiz. Y su miedo estuvo bien fundado, puesto
que en enero de 1936 Jacinto asesinó brutalmente a otro pastor en una
de las casas del pueblo, tras lo cual ingresaría en la cárcel de
Miranda.
Así, el
solitario Eusebio se mantuvo como único habitante hasta que decidió
marcharse a vivir con un hermano a Imíruri. Esto sucedió en 1934, a
partir de entonces Ochate fue usado como lugar para guardar ganado y
también se siguieron explotando las huertas junto al pueblo. Ya en
tiempos recientes decidieron desviar el cauce del arroyo para aumentar
el caudal que llegaba a Imíruri.
Una vez
abandonado el pueblo la iglesia permaneció cerrada varias décadas, hasta
que en 1964, con el techo vencido y daños irreversibles, el Obispado
dio orden de destruir y enterrar las imágenes religiosas que albergaba
en su interior. Tal acción era lo habitual para evitar sacrilegios en
tallas o figuras sin demasiado valor artístico. Entre lo destruido
destacaba la figura de San Miguel Arcángel, y se salvaron las de San
José y San Juan de Ortega, realizadas en nogal y custodiadas actualmente
en la iglesia de San Román de Imíruri. Ese mismo año se trasladó al
templo de Nuestra Señora de la Asunción, de Uzquiano, la maravillosa
portada románica que aún hoy sigue siendo una referencia del románico en
Treviño. En cuanto al resto de la iglesia, las piedras fueron
aprovechadas para construir el actual cementerio de Imíruri.
Comentario
aparte merece el final de la ermita de Burgondo. Su destrucción tuvo que
ver con un gran incendio sucedido en 1985, provocado por un mendigo muy
conocido en la zona que solía cobijarse en las caballerizas. Quedó tan dañada que se
decidió derribar en interior para evitar accidentes (http://www.ochate.com/articulo.php?Id=15)
La "vocación" del famoso presentador televisivo
Cuenta su experiencia fundadora en sus libros y en la televisión, que fue así: una tarde de Nochebuena se fue al ya entonces abandonado pueblo y, habiendo oscurecido, tropezó y cayó en un fangal; a pesar de las dudas que le sobrevinieron, siguió hasta la iglesia de la Asunción o ermita de Burgondo, donde habría visto un círculo de velas rojas y negras encendidas sin ver a los que las habrían colocado, fueran personas o seres del más allá.
Esto sí que es un misterio, que en la misma Nochebuena, en lugar de estar con la familia en unas horas donde los cristianos esperan la llegada del Niño Dios, ponerse a buscar impresiones espectrales. En cualquier caso, luego incluyó a Ochate en un libro y en sus programas, que siguen contribuyendo dañina y falsamente a la leyenda.
Hoy día la religión de este hombre es el chamanismo, que se esfuerza en difundir, apoyándose en su verbo fácil y su imagen cándida, de simplicidad casi infantil, de la cual hace gala. El chamanismo hoy conoce una amplia difusión, multiplicándose los actos de gurús provenientes de todas las tradiciones animistas, que no es sino el retorno de los brujos, que ya otro libro con ese nombre había anunciado. Y claro está que no se da de lado al Cielo sin que vengan solícitos los enemigos del alma, que vienen a por su cosecha humana, eso sí, haciéndose venerar como en los tiempos precristianos cuando dominaban plenamente.
San Miguel y la Asunción
El marco del pueblo en sus edificios espirituales fueron la iglesia de San Miguel y la de la Asunción, de la primera hoy día sólo queda la torre, habiendo sido hecha desaparecer la imagen del arcángel por la propia autoridad religiosa, como se dijo antes. La iglesia de la Asunción quedó devastada a su vez, y en todo el entorno es frecuente la celebración de celebraciones de magia y akelarres, estando pintada una gran estrella satánica en lo que fue el frente del altar.
Es evidente que el pueblo no pudo sufrir tantos ataques reiterados de catástrofes, habiendo estando bajo la protección de la Virgen y el arcángel, aunque sí constan sequías graves y pedrisco, comunes por otro lado.
Porqué toda esta invención
Aunque los falseadores y falsos difusores resulten engañosos, puede verse qué está ocurriendo en Ochate, el vporqué de la concentración de curiosos necios y cultivadores de magias y satanismos, llevados allí por las fuerzas del mal, que quieren hacer la antítesis del lugar protegido donde se dio culto a San Miguel y a la Virgen y donde se aprecia el origen sobrenatural, por las ubicaciones de las dos iglesias, al inicio del pueblo San Miguel y subiendo una pequeña colina el templo de la Virgen, dentro de un paraje que evoca claramente similitudes con otras presencias de la Virgen.
Y como ocurre en tantos lugares, la incuria de responsables provoca la avanzada enemiga, su ocupación envidiosa de espacio santo, con su conversión en antítesis infernal y el culto de sus fieles, a los que espera si no cambian la condena eterna. Ochate en esto es paradigma y símbolo del drama de la necia descristianización en la tierra de María. No es lugar maldito, porque una vez ocupado un lugar, la Virgen ya nunca se va de allí, aunque le rompan la casa material, pero sí es pena verlo todo devastado; al contrario todo encierra mucha enseñanza, así como la posibilidad de que gentes de fe acudan a desagraviar y reparar, y si se puede, por qué no, a recuperar los lugares santos.
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