Seguramente conocemos de nombre cuáles son los dones del Espíritu Santo, pero saber en profundidad es otra cosa; sí sabemos que los dones han sido tomados de Isaías, que los aplicó al futuro Mesías, pero luego hay disparidad de explicaciones, aunque nunca contradictorias. Por ejemplo San Gregorio Magno asigna una tarea concreta a cada don: la «sabiduría" modera la «necedad", el "consejo" remedia las «prisas", la «fortaleza" quita el «temor", la «piedad" acaba con la «dureza de corazón" y finalmente el «temor de Dios" destruye la «soberbia". Otras fuentes disponibles, se quedan alicortas, como cuando se distingue entre dones cognitivos y de acción. Un escalón más arriba, la Enciclopedia católica New advent de 1912, en su artículo sobre el Espíritu Santo nos dice:
“El don de la sabiduría, al separarnos del mundo, nos hace disfrutar y amar solo las cosas del cielo.
El don de la comprensión nos ayuda a comprender las verdades de la religión en la medida de lo necesario.
El don del consejo surge de una prudencia sobrenatural y nos permite ver y elegir correctamente lo que más ayudará a la gloria de Dios y nuestra propia salvación .
El don del ciencia nos indica el camino a seguir y los peligros a evitar para llegar al cielo”.
En el digital Aleteia se lee a su vez sobre los dones:
El don de sabiduría es el don de entender lo que favorece y lo que perjudica al proyecto de Dios. Él fortalece nuestra caridad y nos prepara para una visión plena de Dios.
Entendimiento es el don divino que nos ilumina para aceptar las verdades reveladas por Dios. Mediante este don, el Espíritu Santo nos permite escrutar las profundidades de Dios, comunicando a nuestro corazón una particular participación en el conocimiento divino, en los secretos del mundo y en la intimidad del mismo Dios.
Ciencia, es el don de la ciencia de Dios y no la ciencia del mundo. Por este don el Espíritu Santo nos revela interiormente el pensamiento de Dios sobre nosotros, pues “nadie conoce lo íntimo de Dios, sino el Espíritu de Dios".
Según otro magisterio ya de estos tiempos: "por el don de Consejo, en el momento en el que lo acogemos y lo albergamos en nuestro corazón, el Espíritu Santo comienza a hacernos sensibles a su voz y a orientar nuestros pensamientos, nuestros sentimientos y nuestras intenciones según el corazón de Dios.
Entendimiento. Está estrechamente relacionado con la fe. Cuando el Espíritu Santo habita en nuestro corazón e ilumina nuestra mente, nos hace crecer día a día en la comprensión de lo que el Señor ha dicho y ha realizado. Comprender las enseñanzas de Jesús, comprender el Evangelio, comprender la Palabra de Dios.
Sabiduría. No se trata sencillamente de la sabiduría humana, que es fruto del conocimiento y de la experiencia.
La sabiduría es la gracia de poder ver cada cosa con los ojos de Dios. Es sencillamente eso: ver el mundo, ver las situaciones, las ocasiones, los problemas, todo, con los ojos de Dios.
En la Biblia se explica que Salomón, en el momento de su coronación como rey de Israel, pidió el don de la sabiduría.
Ciencia. En el Génesis se pone de relieve que Dios se complace de su Creación, subrayando repetidamente la belleza y la bondad de cada cosa. Al término de cada jornada, está escrito: Y vio Dios que era bueno.
Si Dios ve que la Creación es una cosa buena, es algo hermoso, también nosotros debemos asumir esta actitud. He aquí el don de ciencia que nos hace ver esta belleza".
También podríamos acudir a Santo Tomás, buscando mayores precisiones teológicas y argumentos en la defensa de la fe, pero es vía un tanto inaccesible sin formación adecuada.
Pero también podemos acudir a la enseñanza del mismo Espíritu Santo dada a almas especiales, algo inasumible para muchos advertidos contra lo que no se encuentra a la letra en la Biblia, pero si procedemos como pide San Pablo, desde una recta intención y reconocimiento de la palabra del Buen pastor, podemos examinar y quedarnos con aquello que es bueno.
Apreciaremos cómo no hay sistema clasificatorio propio de escolástica, y que cubre todas las nociones con lenguaje sublime y amoroso, ¡dado por el mismo Espíritu Santo, que dicen ser hoy tan desconocido, pero sólo porque lo hemos decidido así! Somos muy precavidos cuando se trata de mensajes del Cielo, y está bien prudencia y discernimiento, pero no somos tan precavidos cuando incluso siendo de misa diaria sólo hacemos lo necesario para no ser grandes pecadores y nada más.
El Espíritu Santo a esa alma en el siglo pasado le explica los dones pero de un modo integrado y sin separarlos de su Intima esencia:
«Que no deje de llamarte la palabra de El que es Sabiduria y Amor de Dios, El que eternamente se difunde por todo lo creado para consagrarlo a Dios, El que con su fuerza preside todas las obras de nuestra Trinidad y que no es ajeno a todo lo que es santo en el tiempo y en la eternidad, porque Yo soy el Santificador, El que os purifica con su don de siete partes, El que os conduce a Dios y os lo hace conocer a través de sus designios en la Tierra y de su gloria en el Cielo.
Yo soy la Sabiduría de Dios. Soy Aquél al que la Segunda Persona de Nuestra Santísima Trinidad llama “Maestro de todas las verdades, El que no os hablará de Sí mismo, sino que os dirá todo lo que ha oído y os anunciará el porvenir”.
¡Oh, vosotros, los que intentáis conocer mas aún de lo que es necesario!, he aquí quién es el que puede daros ese conocimiento que anhelais. Soy Yo. Yo, Luz de la Luz; Yo, Espíritu del Espíritu; Yo, Inteligencia de la Inteligencia, soy el custodio, el depositario de todas las verdades pasadas, presentes y futuras, el conocedor de todos los decretos de Dios, el administrador del fulgor divino para los hombres.
Yo soy Aquél cuyo consejo no está ausente en las obras del Creador; El que no está ausente en el decreto de la Redención, y que tampoco está ausente para vosotros, pues está a vuestro lado para aconsejaros y guiaros, con dulce amor, cuando convertís en un acto cumplido la voluntad propuesta por el Padre. Y soy todavia más. Soy el Amor que os inspira cuanto os hace merecer el abrazo de Dios y que, por sendas de santidad, os conduce a su regazo.
Como una misericordiosa nodriza, os crío y educo vuestra incapacidad de recién nacidos a la Vida. Os estrecho entre mis brazos para daros el calor que os haga asimilar la dulcísima leche de la Palabra de Dios y la haga vida en vosotros. Yo mismo os hago escudo contra los peligros del mundo y de Satanas porque el Amor es una fuerza salvadora. Yo os guío y os sostengo y, como maestro de amorosa paciencia, os instruyo. Hago de vosotros -que sois lentos y torpes, pusiáanimes y débiles- héroes y atletas de Dios. Hago de vosotros -que sois pobres de espiritu - reyes del espíritu, porque cubro vuestro espíritu con mi divino resplandor y lo elevo a un trono, el más grande, porque es de santidad eterna.
Mas, para conocerme, es necesario no albergar idolatría en el corazón. Es necesario creer en lo que Yo he santificado. Es necesario creer en las verdades que Yo he iluminado. Es necesario alejarse del error. Es necesario buscar a Dios alli donde El está y no donde está el Enemigo de Dios y del hombre,
¿Queréis conocer la Verdad? Oh! Venid a Mi! Sólo Yo puedo decírosla. Y, para no turbar vuestra humana debilidad y vuestra relatividad, os la digo del modo que mi bondad sabe que es adecuado para vosotros.
¿Por qué amáis lo tortuoso, lo complicado, lo tenebroso? Amadme a Mi, que soy simple, coherente, luminoso, que soy gozo de Dios y del espíritu.
¿Queréis conocer el futuro del espíritu? Pues Yo os lo enseño hablándoos de la eternidad que os espera en una beatitud que no alcanzáis a concebir y en la que, tras esta hora de pasaje, esta unica hora de pasaje por la Tierra, reposaréis en Dios de todos los afanes, de todos los dolores; olvidaréis el dolor porque poseeréis el Gozo. Y aunque el Amor -que en el Cielo es más vivo que en cualquier otro lugar- os haga palpitar por los sufrimientos de los vivos, no será piedad que provoca dolor, sino sólo amor activo, que en sí es gozo.
¿Queréis conocer la perfección del Creador en las cosas, los misterios de la creacion? Puedo explicároslos Yo; Yo, que por ser Sabiduría, “fui el primero en salir de la boca de Dios, fui la primogénita entre todas las criaturas”? Yo que existo en todo lo que existe, porque todo lleva impreso el sello del amor y Yo soy el Amor. Mi Ser se difunde por todo el Universo; mi Luz baña los astros, los planetas, los mares, los valles, los prados, los animales; mi Inteligencia se expande por toda la Tierra, instruye hasta a los más lejanos, lleva a todos un reflejo de lo Alto, les prepara a la búsqueda de Dios; mi Caridad penetra como el aire y conquista los corazones.
Atraigo a Mi a los justos de la Tierra y también envío reflejos de este santo Dios vuestro a quienes son rectos pero no conocen al Dios verdadero.
Además, cual potente surtidor de eterna fuente, Yo desbordo los confines (terrenales) de la Iglesia Católica de Cristo y, por medio de la Gracia, de los siete dones y de los siete sacramentos, hago de los católicos fieles, de los siervos del Señor, de los elegidos para el Reino, de los hijos de Dios, de los hermanos de Cristo, dioses cuyo destino es tan sublime que se enfrenta a cualquier sacrificio para merecerlo.
Dirigíos a Mi. Sabréis, conoceréis y obtendréis la salvación porque conoceréis la Verdad. Apartaos, apartaos del error, que no os concede alegría ni paz. Plegad la rodilla ante el Dios verdadero, ante El que habló en el Sinaí y evangelizó en Palestina; ante el Dios que os habla a través de la Iglesia que Yo, Espíritu de Dios, erigí en Maestra.
No existe otro Dios más que Nosotros, que somos Uno y Trino. No existe otra Religión más que nuestra religion. No existe otro futuro en la Tierra y fuera de ella más que el que se lee en los Libros santos. Todo lo demás es sólo Mentira cuyo destino es ser desenmascarada por El que es Justicia y Verdad.
Pedidnos la Luz a nosotros, que somos Potencia, Palabra y Sabiduria, para no seguir recorriendo tortuosos senderos de muerte y poder acudir también vosotros, los errabundos, al camino que dio la salvacién a quienes causaron placer a Dios por su fe humilde, sabia, santa, y que por ello fueron hechos santos». .

No hay comentarios:
Publicar un comentario