Para una inmensa mayoría lo que sigue será muy difícil de aceptar, incluso sería juego de niños para expertos avezados a poner dificultades a la acción "aquí y ahora" de la Virgen, expresada por medio de la puerta estrecha que son otras personas en las que no advierten la presencia del carisma, pero como decía el Señor, el que tenga oídos que oiga.
La Virgen mandó escribir a una humilde instrumento suyo, una carta para pasar a ordenador con destino al sacerdote encargado de una Pía Unión en pro de las almas de los difuntos. Siendo siquiera un poco perspicaces era fácil darse cuenta de que las faltas gramaticales con que se escribió la carta a mano no eran coherentes con la finura espiritual y el tacto personal de que se hacía gala en el texto, pero corregir la carta era una forma de intentar evitar el rechazo; en todo caso la Virgen por medio de ella, le instaba a aquel padre a poner más celo en su tarea de registro de inscritos, como es por ejemplo acusar recibo del dinero enviado y sobre todo remitir las cédulas de inscripción. Le instaba con mucho tacto, pero mencionando como de paso el ejemplo de los dos sacerdotes anteriores que tenían aquella misión, y cómo ellos se preocupaban de la salvación de las almas a través de este medio de gracia que es la Pía Unión. Es de destacar cómo a pesar de la desidia de aquel padre, la humilde instrumento le venía insistiendo en varias cartas, aun en su cansancio, intentando conseguir su atención.
La fiesta de la Sagrada Familia es día para ganar indulgencia plenaria precisamente de los inscritos en la Pía Unión y la humilde instrumento a otros inscritos conocidos, invitaba a ganarla confesando y comulgando ese día en concreto, pero aquel día fue sólo con una persona; su acompañante llevaba una cierta remolonería, y sólo por sus palabras, destacando la importancia de que se nos perdonen los pecados, pudo salir de ella. Repitió una visión que tuvo en relación a estas indulgencias, en la que del libro de la vida, donde nuestros pecados son escritos por el ángel, se caían las letras correspondientes y quedaban las páginas en blanco.
De camino a la misa animó a su acompañante a contarle este sueño que él había tenido sobre su padre: se le veía sólo de cintura para abajo, metido en un buzo de labor y manchado de barro, luego ya se le veía de cuerpo entero, pero el buzo era más grande a lo ancho, tanto que otra persona se rebullía dentro de él y al final se asomaba, siendo una antigua amistad de su padre. La vidente interpretó el sueño así: El sueño ilustra al hijo sobre la gran influencia que tiempo atrás han tenido algunas amistades sobre su padre, metidas en el mismo "buzo" con él, el verle de medio cuerpo para abajo significaba el deambular por la vida sin la guía de la mente y del corazón, en suma sin orientación espiritual, había una segunda persona que le decía al padre que iba a recibir un gran golpe; esta segunda figura que aparece era para indicar al hijo que pida de modo que al padre no le ocurriese lo mencionado, el hijo debía pedir en concreto que su padre fuera un varón justo, sabio y prudente (como San José).
Al volver de la misa, la humilde instrumento le preguntaba a su acompañante qué sentía tras recibir al Señor en aquella gran ocasión; le respondió que se encontraba bien, pero no estaba ni mucho menos a la altura de la excelencia que ella quería transmitirle, a lo que contestó ella en concreto si no sentía que podía darlo todo por Dios, por Su amor que le entrega, si no sentía una gran generosidad en el corazón ante la entrega total de Dios a él. Se daba cuenta de que sus sentimientos ante el Señor que se nos da con su Cuerpo y Sangre estaban muy amortiguados. Volvió a insistir ella a en la gran diferencia que hay entre el Amor que El nos da siempre, aun especialmente al hacer comunión espiritual y el Amor que nos invade al recibirle sacramentalmente. Ella quería soplar en el somero rescoldo de su coviandante, para hacerlo llamear. Ponía el ejemplo de un chico que iba a misa prácticamente por llevar a su madre en coche, pero que en esto hacer las cosas por deber filial es todavía muy poco.
Pasaron mientras tanto junto a un grupo de gente violenta política y el acompañante le comentaba qué mezcla de primitivismo y modernismo tan raro se daba en ese movimiento, y ella le indicó que concretase qué entendía por esos dos términos: modernismo y primitivismo, él le respondió con intelectualismos pero para su sorpresa ella le dijo que se quedaba corto, que ese binomio se expresaba mucho más sencillamente como "brutalidad legalizada" (lo de legalizada, porque ellos están presentes en todas las instituciones públicas).
Llegados a la humilde casa de la vidente y como no tenía las llaves y sus padres habían ido a la misa siguiente, los tuvieron que esperar en el coche y en ese lapso de tiempo ella leyó varios sueños que había tenido también la noche anterior, del que destacó uno en especial: estábamos en un edificio pequeño varios seres queridos, pero dentro el espacio era muy amplio, con suelo de cemento que empezó a ceder para luego comenzar a subir rompiéndose; estábamos aterrorizados y ella les decía a varios que salieran, lo que hicieron con no excesiva rapidez; ella se enfrentaba al demonio (pues de él se trataba) y le exigía que se mostrase, apareciendo bajo dos formas a la vez, como un niño (pero vestido de niña) y como un ser mucho más alto; significaban esas formas adoptadas por el demonio, la maldad (el niño) y la astucia; el acompañante le preguntaba si el orden no es al revés, primero la astucia que penetra en su refinamiento y luego la maldad, pero no respondió ella, pues la astucia es el instrumento de la maldad, por tanto es posterior. Ponía otro ejemplo, además, y es para el caso de los niños, cómo ellos desconfían de los mayores, pero no de otros niños que se les acercan, siendo éstos los que los pervierten hoy día a muy temprana edad.
En otro sueño había visto a un familiar que exhibía ufano lo que parecían ser dos heridas sangrantes en su pecho, las cuales podía ver la gente, sin embargo, ella le decía que no le engañaba, y en efecto no eran heridas reales, sino sólo apariencia de tales, significando el victimismo de que va haciendo gala para culpabilizar a su esposa.
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