Aunque los mecanismos de funcionamiento de la
economía, de la biología, de la física, etc. sean correctamente explicados en
general, sin embargo, no se tiene en cuenta que hay una providencia benéfica
(PB) y otra maléfica, que opera en función de sus proyectos sobre cada persona
y que tiene capacidad de actuar sobre esos mecanismos de modo invisible, aunque
sí sean visibles sus resultados.
Pongamos por ejemplo la ley de las probabilidades.
Funciona sólo en los tests matemáticos, fuera de ellos no funciona aplicados a
las expectativas de una persona particular. Por ejemplo, las probabilidades de
acertar en el juego son mayores cuando se trata de un jugador que se inicia en
el juego; la providencia maléfica (PM) da suerte, es decir actúa para que las
cartas sean favorables o la máquina de premios para que el jugador cobre
adicción y luego hundirle mediante esa misma adicción a la que ya no le
acompañará la suerte más que en contadas ocasiones para mantener activa la
adicción. En la práctica de los estafadores también se actúa así, premian al
principio al incauto para confiarle y luego hacerle tener grandes pérdidas.
Si las personas solo tienen en cuenta la ley de las
probabilidades que enseñan los matemáticos y que parecen apoyadas por el
sentido común, entonces se exponen a graves pérdidas, según los campos de
riesgo que asuman. Sufrir pérdidas derivadas de la falta de conocimiento
espiritual es una consecuencia de esa falta, que es la que se castiga en un
sentido y en otro se da para que la persona reflexione.
El conocimiento científico es predictivo cuando
tiene lugar en marcos de experimentación, pero no en las experiencias
individuales, que están regidas por la PB y la PM. Si bien la PM es subsidiaria
de la PB, aun cuando esto es perceptible a menudo sólo a largo plazo.
El conocimiento científico desconoce la acción de
los seres encargados de la PB y la PM, porque ellos mismos no son reconocibles
mediante el método científico y por tanto tampoco sus acciones.
El conocimiento científico está determinado por una
mayoría de científicos que se ven obligados a tener planteamientos excluyentes
de las acciones de PB y PM. Por eso los resultados en la práctica resultan
ambiguos. Preocupan los virus que puedan causar enfermedades, se dedican
recursos financieros ingentes, pero no preocupan las decisiones políticas que
facilitan el libertinaje, las leyes de permisividad e incluso se emiten leyes
que coarten a quienes se pronuncian contra ese libertinaje. Científicos y
legisladores ignoran la PB y la PM y en consecuencia los índices de enfermedad
e infelicidad sociales aumentan exponencialmente.
En último término ignorar la PB y la PM es signo de
ser actores inconscientes a favor de la PM, en cualquiera de los niveles que se
quiera considerar: ciencia, leyes, arte, planificación, etc.
El corolario de la ley de las probabilidades en la
inmensa mayoría que no conoce de matemáticas es la creencia en el azar como si
tuviera esencia en sí misma. Ante la evidencia de la falta de posibilidades
predictivas, muchos médicos sostienen cuando surge una enfermedad: es que le ha
tocado al que la sufre. Esto es una losa muy grande ya que si no se cree en la
PB y en la PM entonces cualquier desgracia nos puede afectar, todas las
posibilidades están abiertas. Este malestar de fondo resultado de no creer en
la PB/PM mina a la persona, genera hipocondría, pues en cualquier momento piensa
que le podría suceder cualquier desgracia, detectarse un cáncer o sufrir un
accidente. Una alternativa falsa contra esto es hacer caso omiso de toda
advertencia preventiva que genere temor, lo cual produce irresponsabilidad y
que el riesgo efectivamente se abata.
Cuando la persona no cree en las providencias y cree
en el azar como rector, entonces desata la programación correctora y viene a
sufrir una cadena de dolores, aunque también puede ocurrir que se le deje vivir
sin contratiempos hasta que se abate sobre él una desgracia colosal.
La única solución es creer en la providencia, hacer
méritos para que la misma providencia facilite creer en ella, ya que no es algo
que pueda conseguirse por uno mismo. Y reconocer la relación causa-efecto en el
plano espiritual, que va superpuesta sobre la relación causa-efecto en el plano
material.
No hay comentarios:
Publicar un comentario