Páginas como la del movimiento Regnum Christi (Legionarios de Cristo) exponen listas de falsos videntes y apariciones. No distinguen aquellos falsamente perseguidos y los caídos con inicios buenos. No proceden con un discernimiento, sino con un espíritu de totum revolutum.
Un movimiento que ha demostrado no proceder de voluntad divina, desvela íntima incapacidad de juicio sobrenatural y por tanto no debiera entrar a sumarse al descuidado rechazo histórico de las manifestaciones divinas que ha llegado hasta nosotros como elemento esencial del metodismo espiritual.
La mala semilla del movimiento de los antiguos Hermanos de la vida común, del siglo XV, que estuvo en la base del protestantismo, llegó a los católicos dado que era anterior a Lutero y siguió afectando a la formación de las élites católicas durante siglos (Imitación de Cristo de Tomás de Kempis es por ejemplo el libro básico en ese orden, siempre recomendado en ejercicios espirituales, vía por donde ha llegado la influencia de aquel movimiento hasta nuestros días). Los santos posteriores sufrieron la oposición de muchos situados en jerarquías con visión carnal y enemistad a lo espiritual genuino cuando era manifestación divina extraordinaria.
Hemos llegado a un estado tal de cosas -en estos tiempos- de que entre los mismos católicos se atacan, no importando de que bando sean; inclusive se aceptan nuevas herejías en vez del catecismo católico. Y la lista continua.
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