Se nos advierte con reiteración no aislarnos, ayudar a los demás: "Dios quiere que comprobemos si en nuestra vida, en nuestras familias, en los lugares donde trabajamos, en las comunidades parroquiales o religiosas, somos capaces de caminar con los demás, de escuchar, de vencer la tentación de encerrarnos en nuestra autorreferencialidad, ocupándonos solamente de nuestras necesidades" (Mensaje Jubileo 2025). Sin embargo si procedemos sin más, con nuestras fuerzas humanas, eso va a fracasar más temprano que tarde, aparecerá el punto de desencuentro, del roce, o del simple malentendido a pesar de nuestra mejor voluntad, es un ir en desnudez preparatoria que no va a funcionar. No estamos solos los demás y nosotros en el plano espiritual y Dios quiere la comunión humano-angélica, que nos incluye a nosotros y a los santos en todas nuestras cosas de relación; por eso un "método" de prudencia y consciencia lo dan los maestros con experiencia profunda, haciendo intervenir a los ángeles y a los santos, del modo como se explica a continuación, donde la voluntad se pone en un preámbulo necesario, que exige eso sí atención, cuidado, y hábito que hay que formar venciendo la inercia:
"Cuando vayáis a un sitio, sea cual sea el sitio al que vayáis, mandad los ángeles por delante, para que ellos vayan limpiando, preparando; al ángel de la guarda de la persona que sea donde vayais a ir, a los santos del nombre de esa persona y los ángeles de la guarda de los santos del nombre, (si son dos nombres se dice por separado para cada uno de esos nombres). Desde el momento que sé que tengo que ir, empiezo a decir: San Miguel, San Gabriel San Rafael, San Barachel (*) y mi ángel de la guarda, para que ellos hablen con los ángeles de la guarda de las personas donde vayas, (por ejemplo, hijos, nietos, familiares), de manera que ellos se encarguen de que entre esas personas y yo haya respeto mutuo, comprensión mutua, (nunca por forma escondida de combate si hay algún problema con esas personas); ellos están deseando ayudar, dadles ese trabajo, que están deseando poder ayudarnos. Que ellos se empiecen a mover, si ellos van preparando el camino, ya es distinto, el encuentro es distinto, el trato también es distinto, puede haber algún roce, pero nunca llega una cosa fuerte, una cosa grave, ellos están deseando ayudar, pues démosles el trabajo.
No es pedir al ángel que solucione, yo no estoy diciéndoles que solucionen nada, sino que por ejemplo, si vas a ver a un padre que se llame Vicente, tu les pides a san Miguel, san Gabriel, san Rafael, ángel de mi guarda, que hablen con el ángel de la guarda del padre Vicente, los santos de su nombre, (porque hay muchos santos con el nombre de Vicente), y a los ángeles de la guarda de los santos de ese nombre, todos esos santos, de manera que entre el padre Vicente y tú, y en el padre Vicente y en ti, sólo haya entendimiento mutuo, comprensión mutua, respeto mutuo, eso sí tienes que pedir. Porque tú eres persona tienes que saber respetar, comprender, tú también tienes que respetar, respeto muto, comprensión mutua, todo eso para las dos partes, no para mí solo, diciendo ayúdame, ayúdame (de ese modo no te lo van a conceder)".
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San Barachel |
*San Barachiel, que significa Bendiciones de Dios.
Las responsabilidades de Barachiel son tan variadas como las bendiciones que dan nombre al arcángel. Barachiel es también el príncipe de los ángeles de la guarda. Es visto en la tradición católica bizantina y ortodoxa oriental, en particular como un patrón de la vida familiar y matrimonial.
Aunque no mencionado en el canon bíblico estuvo presente en el calendario litúrgico hasta la reforma simplificadora de 1969.
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